Nos queda el monumento, la máquina que hizo la línea Águilas-Baza y que tanto recorrió mi abuelo Pascual como ayudante y luego maquinista.
Incluso mi abuela Juana, que en tiempos de extraperlo, hacía su comercio con aceite, harina, escoba... Lo que se puediera mercadear.
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