Con una invitación posterior (no había hamburguesa, lo juro por Snoopy) por parte de los dueños, Javier (hermano de nuestra compañera María Luisa) y su socio.
En un lamentable estado de enajenación mental transitoria (esperemos), después de tanta cerve y vinitos, con toda clase de refrigerios al uso. Y claro, pasa, lo que pasa, la peña se va fatal a su casa... Jejeje! Qué noooo, que al día siguiente estábamos todos en el cole a nuestra hora!!! Y de allí, pues cada uno a lo suyo, la equitación, el tenis, el pádel... (insufriblemente pijos, podríamos pasar por uno de ellos sin la caja negra con hamburguesa...)
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